Primeros cambios que experimentan las personas que posteriormente desarrollan Parkinsonismo.
Un magnífico estudio siguió durante más de 10 años a personas con alto riesgo de padecer párkinson o demencia con cuerpos de Lewy. El resultado es una descripción de los primeros cambios que experimenta las personas que posteriormente desarrollan parkinsonismo.
Los investigadores estuvieron desde 2004 hasta 2016 siguiendo a un grupo de personas que tenía un riesgo elevado de desarrollar párkinson y otras sinucleinopatías y describieron los cambios que se fueron dando en ellos.
En los que finalmente desarrollaron la enfermedad, los investigadores observaron que una de las primeras alteraciones fue la pérdida del olfato seguida del deterioro de la visión de los colores, estreñimiento y disfunción eréctil.
Pero para entender mejor esta investigación, publicada en la revista Brain, debemos conocer antes antes alguna cosas.
Sobre la fase prodrómica y el trastorno idiopático de conducta del sueño REM
La primera es que cuando una persona comienza a manifestar síntomas evidentes de párkinson que lo llevan a buscar ayuda médica y finalmente a recibir un diagnóstico, en realidad lleva años, posiblemente más de una década, experimentando los cambios en el sistema nervioso central propios de la enfermedad.
La persona lleva todo ese tiempo perdiendo las neuronas que producen dopamina, solo que los síntomas todavía no son evidentes.
Eso no quiere decir que no se produzcan señales de que algo está cambiando en el encéfalo, de hecho, se ha observado que décadas antes del diagnóstico ya las personas con párkinson tienen más problemas que el resto de la población sana de la misma edad en funciones como la visión o el sueño.
A este periodo previo en el cual ya hay cambios, pero estos no son los específicos de la enfermedad, se le denomina fase prodrómica.
¿A que sería excelente conocer en profundidad esa fase? Si se conoce lo suficiente se podrían crear mejores instrumentos diagnósticos e incluso tratamientos que impidan que la enfermedad siga avanzando.
Pero para conocerla hay que estudiarla y claro, ¿cómo sabemos quién está en esa fase? Pues ahora mismo no hay manera de saberlo, lo que sí hay son personas que padecen un trastorno que eleva significativamente el riesgo de desarrollar párkinson y otras sinucleinopatías.
Las sinucleinopatías son un grupo de enfermedades en las que se deposita en el cerebro de forma anormal una proteína que resulta tóxica, la llamada alfa-sinucleína. El párkinson y la demencia con cuerpos de Lewy son ejemplos de sinucleinopatías.
El trastorno es el llamado trastorno idiopático de conducta del sueño REM (iRBD por sus siglas en inglés). Más de la mitad de quienes padecen este trastorno terminan recibiendo un diagnóstico de alguna enfermedad neurodegenerativa.
Pues bien, en el estudio del que hoy vengo hablarte (y que he dado más vueltas que un trompo para llegar hasta aquí), los investigadores reclutaron a 154 personas con iRBD y las siguieron durante los años 2004 y 2016.
Al inicio del estudio y después anualmente hasta que recibían el diagnóstico de alguna enfermedad neurodegenerativa, los participantes recibieron valoraciones motoras, cognitivas (intelectuales) y psiquiátricas.
Además, también se estudió a un grupo de 102 personas sin riesgo de párkinson, las cuales sirvieron como controles y que recibieron las mismas valoraciones anuales.
Al finalizar el periodo de seguimiento en 2016, 55 personas en el grupo iRBD había recibido algún diagnóstico de párkinson u otros trastornos. Específicamente se habían diagnosticado 25 casos de párkinson, 4 casos de atrofia multisistémica y 26 de demencia, la mayoría presumiblemente demencia con cuerpos de Lewy.
¿Y qué “señales” de la enfermedad se observaron en ese tiempo? Vamos a conocer un poco más la fase prodrómica del párkinson y la demencia con cuerpos de Lewy.
Señales tempranas de párkinson y demencia con cuerpos de Lewy
Los investigadores estiman que el deterioro del olfato es el primer cambio que ocurre. Según modelos estadísticos basados en la información recogida, ya el olfato comienza a deteriorar hasta 20 años antes de los síntomas clínicos evidentes del párkinson.
El deterioro es progresivo, lento y en el momento del diagnóstico ya las personas con párkinson tienen una pérdida del olfato notable.
Disfunción autonómica
Las alteraciones autónomicas también ocurren muy temprano en la enfermedad. Hasta 16 años antes del diagnóstico ya algunas personas pueden manifestar disfunción eréctil, 15. 4 años antes hipotensión postural y 10. 4 años antes estreñimiento.
Alteración de la visión de los colores
Hasta 12.8 años antes de que los síntomas de párkinson o demencia fueran evidentes, ya algunas personas manifestaban alteración de la visión de los colores.
Este deterioro fue más frecuente entre quienes desarrollaron demencia con cuerpos de Lewy, mientras que los casos de párkinson llegaban al diagnóstico con la visión de los colores preservada.
Alteraciones motoras
Hasta 6.5 años antes de la aparición franca de la demencia o el párkinson, las pruebas que miden síntomas motores detectaban alteraciones. Los problemas motores evolucionaron lenta y linearmente hasta dos años antes, punto en el que el deterioro motor se aceleró.
Alteraciones cognitivas
Hasta 5 años antes del diagnóstico ya se detectaban alteraciones de los procesos cognitivos.
¿Qué se observó en los casos de atrofia multisistémica?
Aunque los casos estudiados de atrofia multisistémica fueron muy pocos, los investigadores observaron que el diagnóstico lo recibían antes y que tenían mejor preservada la cognición, el olfato y la visión de los colores, aunque los problemas urinarios eran más significativos que en las personas finalmente diagnosticadas con párkinson o demencia con cuerpos de Lewy.
El olfato, un potencial indicador diagnóstico
Esta y otras muchas investigaciones han detectado que el deterioro del olfato es una de las primeras alteraciones que ocurren en las personas con párkinson y demencia con cuerpos de Lewy.
De ahí que los autores planteen la posibilidad de crear test diagnósticos que tomen como marcador el olfato. Sería relativamente barato y no invasivo, aunque antes de llegar ahí habría que determinar los valores que distinguen a una persona sana de aquella que está desarrollando una sinucleinopatía. Y ya eso es más complicado.
Por ahora quedémonos con toda la buena información que nos ofrece la investigación. Ya hoy podemos decir que sabemos un pelín más sobre el párkinson (cuando aún no le llamamos así).
Fuentes
Seyed-Mohammad Fereshtehnejad, Chun Yao, Amelie Pelletier, Jacques Y Montplaisir, Jean-François Gagnon, Ronald B Postuma, Evolution of prodromal Parkinson’s disease and dementia with Lewy bodies: a prospective study, Brain, , awz111, https://doi.org/10.1093/brain/awz111